Esta talvez sea una de las preguntas más importantes para las ciencias sociales contemporáneas. Nos conduce a pensar en las diferencias en la prosperidad económica que son evidentes entre países, y que delinean los proyectos de vida de la gente. ¿Por qué un ciudadano danés promedio tiene condiciones para suplir sus necesidades vitales mientras que un ciudadano de Sudán del Sur enfrentará fuertes limitaciones para hacerlo? Para Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson (AJR), la clave para entender las diferencias en la prosperidad de largo plazo está en las instituciones políticas de cada país. Estos tres economistas recibieron el premio Sveriges Riksbank, usualmente llamado el premio Nobel de Economía, por sus aportes sobre el papel de las instituciones en el desarrollo económico.
La prosperidad de un país puede verse en su capacidad para crear condiciones para la satisfacción de necesidades materiales. Un país necesita producir más bienes y servicios para satisfacer las necesidades materiales de su población. A pesar de que esta idea puede parecer obvia, no es claro qué es lo que determina que un país expanda sus posibilidades productivas. Una primera aproximación lleva nuestra atención a la innovación tecnológica y a la acumulación de capital. Estos dos factores son los motores de la prosperidad, permiten que una economía crezca, pero son lo que AJR denominarían causas próximas del crecimiento. ¿Por qué unos países innovan o acumulan más capital que otros?
Aquí, las instituciones hacen su entrada en escena. Según Douglass North, otro ganador del Nobel de Economía, las instituciones son las reglas creadas por los humanos que moldean su comportamiento. Las instituciones económicas son las reglas que moldean el comportamiento económico, como la decisión de innovar. Específicamente, la definición y cumplimiento de los derechos de propiedad son instituciones determinantes del comportamiento económico de un país. En un lugar donde hay un riesgo considerable de expropiación, habrá poca inversión; con ello, habrá menos innovación, y menos desarrollo, en el largo plazo. Pero esta explicación solo empuja hacia adelante la respuesta sobre el origen de la prosperidad. Si las instituciones económicas determinan la innovación tecnológica, entonces necesitamos saber de dónde surgen las instituciones económicas que adoptan los países.
Acemoglu, Johnson y Robinson argumentan que las instituciones políticas son la causa fundamental del crecimiento económico de largo plazo.[1] En su explicación sostienen que la posibilidad de adoptar instituciones que protejan derechos de propiedad o instituciones que protejan los beneficios de unos pocos depende, en última instancia, de las instituciones políticas. Es decir, quiénes tienen el poder de tomar decisiones y los incentivos que guían esta toma de decisiones importan mucho. Las reglas del juego político son la base sobre la que surgen las reglas económicas.
Esta supremacía de las instituciones políticas sobre las instituciones económicas es probablemente una de sus ideas más disruptivas e influyentes. Hacia mediados de los 2000s, la Economía miraba al crecimiento económico como el resultado de la acumulación de capital y de la innovación tecnológica. El crecimiento, visto así, era un fenómeno estrictamente económico. Sin embargo, el argumento de AJR desplaza el centro de la atención desde la esfera económica, hacia la esfera política.
El trabajo inicial de estos autores se enfocó en explicar la evolución económica de antiguas colonias. Por ejemplo, uno de sus artículos seminales explora el efecto de las instituciones coloniales en el largo plazo.[2] La secuencia del argumento de AJR es que diferencias en las tasas de mortalidad de los colonizadores influyeron en el tipo de instituciones que estos establecieron, a su vez, las instituciones coloniales determinaron el tipo de instituciones contemporáneas, lo que en última instancia explica la variación del desempeño económico actual. Otra idea que también resaltó el rol de las instituciones fue el hecho de que aquellas excolonias prósperas antes de la conquista ahora son países relativamente pobres, mientras que aquellas excolonias pobres al momento de la conquista son actualmente relativamente prósperas.[3]
A partir del estudio del efecto económico de las instituciones, estos autores exploraron más preguntas asociadas al origen de estas instituciones. Una de ellas fue investigar las razones por las cuales Europa Occidental desarrolló instituciones económicamente más inclusivas.[4] De la misma forma, Acemoglu y Robinson analizaron por qué el derecho al voto se extendió en Europa Occidental más y más rápido que en otras regiones.[5] Por separado, y con otros co-autores, estos académicos también han contribuido a otros debates como las rutas de crecimiento de la innovación tecnológica, o la interacción entre instituciones y recursos naturales.
Acemoglu y Robinson también han ganado influencia en un público más amplio. Los libros 'Por Qué Fracasan los Países' y 'El Corredor Angosto' permitieron llevar sus argumentos a otras audiencias. Sus ideas sobre instituciones inclusivas y extractivas han permeado a otras disciplinas e incluso a esferas de tomadores de decisiones, incluyendo organismos internacionales. Si la receta para cambios económicos estructurales durante los 1990s fue get the prices right, hacia los 2010s esta frase mutó a get the institutions right.
Como toda empresa científica, el trabajo de AJR enfrenta cuestionamientos y limitaciones. Aún quedan varias preguntas pendientes. Por ejemplo, ¿cómo y por qué cambian las instituciones? La relación entre instituciones económicas y políticas ¿admite interacciones más complejas? El propio desarrollo económico, ¿no abre o cierra el paso a formas institucionales más inclusivas? Desde otro lado, economistas, politólogos, e historiadores han cuestionado sus estrategias empíricas, fuentes de información, la validez de sus variables, y su interpretación de procesos históricos.
Desde una perspectiva amplia, el trabajo de AJR ha marcado nuestro entendimiento de la economía y el origen de la prosperidad. A pesar de que aún hay preguntas pendientes sobre cómo evolucionan las instituciones y cómo influyen en el desempeño económico, la idea de que las instituciones moldean el desempeño económico es generalmente aceptada. Dentro de la Economía, AJR trajeron nuevamente al estudio del poder como parte de la disciplina; en la actualidad, no se puede estudiar el desarrollo económico, sin entender su Economía Política. (O)
[1] Acemoglu, D., S. Johnson, y J. Robinson. (2006). Institutions as a Fundamental Cause of Long-run Growth. En Handbook of Economic Growth, F. Agion y S. Durlauf (eds.).
[2] Acemoglu, D., Johnson, S., & Robinson, J. A. (2001). The Colonial Origins of Comparative Development: An Empirical Investigation. American Economic Review, 91(5), 1369-1401.
[3] Acemoglu, D., Johnson, S., & Robinson, J. A. (2002). Reversal of Fortune: Geography and Institutions in the Making of the Modern World Income Distribution. The Quarterly Journal of Economics, 117(4), 1231-1294.
[4] Acemoglu, D., Johnson, S., & Robinson, J. A. (2005). The Rise of Europe: Atlantic Trade, Institutional Change, and Economic Growth. American Economic Review, 95(3), 546-579.
[5] Acemoglu, D., & Robinson, J. A. (2000). Why Did the West Extend the Franchise? Democracy, Inequality, and Growth in Historical Perspective. The Quarterly Journal of Economics, 115(4), 1167-1199.