Que compleja es la estructura que buscamos y a la que no tenemos más opción que obligarnos para poder ordenar nuestras ideas.
La alternativa sería una serie de pensamientos sin ningún orden aparente pero que dejados solos acabarían donde suelen acabar los pensamientos sin un orden aparente: en horror.
Por lo que lo que les compartiré hoy respecto de cómo funciona la mente es de lo más relevante.
Para aprender hay que contarle a alguien lo aprendido
El primer aprendizaje que quiero mencionar porque se que la mayoría de lectores no llegará al segundo, peor al tercero (el más fundamental) porque eso dice la data, que a los ecuatorianos no nos gusta leer, es que es un buen hábito contarle a alguien lo que aprendimos para que el cerebro resguarde la información apenas adquirida como memoria.
Es decir, para que exista el aprendizaje que buscamos en primera instancia.
En este momento estoy haciendo precisamente esto, contándoles lo que aprendí para que mi memoria lo registre y el aprendizaje se efectivice.
Gracias por el regalo
La mayoría de personas tiene el 70% de su tiempo pensamientos negativos.
Yo pertenecía a esa gran mayoría en su momento, pero ya no pertenezco.
Prácticamente no tengo pensamientos negativos y cuando los tengo les dejo expresarse libremente pues sé que si intento reprimirlos los hago más fuertes, como al bíceps al que contengo con una pesa que agarro con mi mano.
Fue un gran reconocimiento de mi avance en el camino espiritual notar que el mayor regalo que se le puede dar a alguien, dejar de ser esclavo de los pensamientos negativos que inevitablemente se expresan, me había sido dado.
El aprendizaje más fundamental
El cerebro es una red neuronal que se refuerza conforme a los pensamientos que tenemos.
Si pienso "que tonto que soy" con frecuencia ese pensamiento ocupará cada vez más nodos de la red neuronal, su presencia se expandirá.
Esto significa que si tengo un pensamiento, por ejemplo, relacionado a un problema que debo resolver ("la cafetera no se prende") y mi mente comienza a hacerse preguntas de como hacerlo encontrando distintas soluciones que después ensaya, la probabilidad de que atraviese alguno de estos nodos "infectados" por la idea "que tonto que soy" se hace cada vez más grande. La probabilidad de que el proceso mental, que he iniciado voluntariamente para encontrar una solución a un problema que tengo, cruce una intersección que pueda llevar a este pensamiento aumenta. Si llega a suceder, es posible que mi energía mental se derrame en un loop contraproducente que lo único que logrará es malgastar importante energía mental en un pensamiento inútil en vez de resolver el problema que tengo entre mis manos.
Lo natural es preguntarnos "¿qué pensamientos de este tipo tengo?"
Y una vez descubiertos,"¿cómo hago para reprogramarlos?".
Si el objetivo de la vida es perfeccionarnos, como sugieren todas las religiones del mundo de distintas formas, pero, más importante aún, cómo nosotros nos damos cuenta que requerimos a través de nuestra experiencia diaria, debemos ser capaces de adquirir conocimiento.
Debemos aprender a aprender.
Y aprender a reprogramar nuestros pensamientos quizá sea uno de los aprendizajes más interesantes que pueden existir.
Entonces...¿Qué pensamientos de este tipo tengo?
Al menos uno: "No estoy entendiendo esto que estoy leyendo porque no tengo la energía mental requerida debido a que no dormí bien, o debido a que he perdido mis facultades mentales, o debido no soy lo suficientemente listo para comprender".
Mi mente se desvía a este pensamiento con frecuencia convirtiendo a la experiencia en una profecía de auto cumplimiento, logrando que efectivamente no tenga la suficiente energía mental requerida por malgastarla pensando en una inutilidad.
Esto ocurre no solamente cuando me encuentro adquiriendo conocimiento en soledad, como cuando leo, sino cuando me encuentro en un auditorio escuchando a un ponente o durante una conversación con un amigo, el virus entra a operar y prefiero no preguntar por miedo a que piensen que no entiendo y por lo tanto termina contribuyendo a mi estupidez, pues si no pregunto no me permito acomodar el conocimiento generosamente ofrecido a mi propia estructura mental.
Entonces...¿Qué pensamientos de este tipo tienes?
La repetición es un mecanismo anti estrés
El 95% de pensamientos se repiten todos los días.
En parte está bien que sea así. Al fin y al cabo debo acordarme de ciertas rutinas, como la de meditar, preparar el desayuno, etc. Esos pensamientos están bien y su repetición diaria causa una sensación de previsibilidad que produce calma.
En mi último viaje cuando dormía en lugares que no tenían el desayuno incluido, era estresante buscar un lugar donde comer. Al estar rodeado de mi familia y tener un hijo adolescente que come exactamente lo contrario de lo que como yo, la tarea se convertía en una labor que requería de una precisión quirúrgica.
Estresante.
Por lo que estos pensamientos repetitivos no son algo malo per se. Pero tienen el potencial de serlo. Sobre todo cuando los pensamientos repetitivos tienen la forma "soy una mala persona", "nada me sale bien", "las cosas van siempre para mal","nadie me quiere" o, por supuesto, "que tonto que soy".
Ese tipo de pensamientos que son parte de ese 95% y que posiblemente ocupen, dependiendo de la disciplina mental del alumno, la mayoría de ese 95%, son los que hay que detectar y una vez detectados, destruirlos.
El penúltimo aprendizaje
Un penúltimo aprendizaje es que aprender puede causar estrés. Si fuera el caso, sería un estrés de los más lindos que pueden existir. Por lo que el verdadero aprendizaje es que el estrés no es malo en sí mismo, o, tal vez más importante aún, que el estrés es la respuesta del sistema nervioso a la aventura de dejar nuestra zona de confort.
El aprendizaje más Importante
Lo he dejado para el final, y es este: "El primer paso no te lleva al destino, pero te saca de donde estás." (O)