Según el resultado de estudios y encuestas recientes, los problemas sociales como el desempleo, la inseguridad, la corrupción y la desconfianza, representan las más importantes preocupaciones de los ciudadanos. Puede resultar abrumador abordar estos problemas, dado que sus causas no son sencillas de entender, explicar y mucho menos resolver. Tal es el caso de la pobreza.
En el Ecuador se considera a una persona pobre por ingresos si percibe un ingreso familiar per cápita menor a USD 89,29 mensuales y pobre extremo si percibe menos de USD 50,32. La Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) del INEC usa cinco categorías de medición de la pobreza. 1.Pobreza por ingresos; 2. por consumo; 3.por necesidades básicas insatisfechas; 4. desigualdad y; 5. pobreza multidimensional.
A junio 2023, la pobreza a nivel nacional se ubicó en 27,0% y la pobreza extrema en 10,8%. En el área urbana la pobreza llegó al 18,0% y la pobreza extrema a 5,2%, mientras que en el área rural la pobreza alcanzó el 46,4% y la pobreza extrema el 22,6% (de los índices más altos de los últimos 10 años). Las parroquias con mayor incidencia de pobreza (57%-96%) a nivel nacional se concentran en la zona noroeste del país (provincias de Esmeraldas, Imbabura y Carchi) y la zona centro oriental (en la sierra: provincias de Cotopaxi y Chimborazo, y en la Amazonía: provincias de Napo, Pastaza y Morona Santiago). También están los territorios donde la pobreza por necesidades básicas insatisfechas es mucho mayor que la pobreza por consumo, por ejemplo en Guayas, Manabí, Los Ríos, El Oro.
La pobreza responde a fracturas estructurales que exigen la toma de otras dimensiones para resolverla. Esta complejidad da la impresión de que los ciudadanos, los emprendedores/empresarios y los equipos de trabajo de empresas privadas no podemos hacer mucho para mover la aguja y aplicar soluciones, razón por la que nos paralizamos como espectadores de un drama que afecta la convivencia colectiva. Por fortuna, la supuesta imposibilidad que tiene la ciudadanía en incidir en los problemas sociales está siendo desmitificada por un grupo de emprendedores que, reconociendo su interdependencia con los demás actores de esta sociedad, deciden hacerse cargo del problema, o al menos de una parte. La disminución de la pobreza se convirtió en la causa movilizadora y convocante para un grupo de empresas valientes. Y aunque el reto no es sencillo, el problema se torna en la fuerza inspiradora para actuar desde el poder de los negocios para resolver crisis sociales.
Lideradas por empresarios y empresarias con visión a largo plazo, estas empresas inspiran en sus equipos el sentido de corresponsabilidad para actuar desde una cultura consciente del privilegio y la corresponsabilidad, procurando maximizar los impactos positivos en todo lo que hacen, desde el para qué lo hacen, hasta el cómo lo hacen. De fondo y de forma, ese es el cambio del comportamiento empresarial que proponen, invitando a una cruzada empresarial para eliminar la pobreza casa adentro, en sus cadenas de valor. El Ordeño, República del Cacao y TippyTea, se han unidos por este propósito, alineando intenciones y recursos para impactar de forma extraordinaria en la población de Turucucho, Cayambe, provincia de Pichincha.
Estas tres empresas valientes incorporaron en sus estatutos de constitución el compromiso vinculante que les permite maximizar sus impactos positivos en las personas y el planeta mirando el mediano y largo plazo, demostrando además que su gestión de impacto cumple con estándares internacionales. Por ello todas ellas han podido acreditarse como B Corps o Empresas B. Habiendo dado este paso trascendental en su gobernanza, estas empresas reflexionaron sobre el poder de transformación positiva que sus decisiones y políticas de compra de insumos podrían tener en la reducción de la pobreza en el campo ecuatoriano. Definieron políticas de compras directas que buscan el beneficio de pequeños productores, en su mayoría campesinos de la Sierra Centro del país, y reconociendo que no es una tarea sencilla, encontraron creativamente la manera de colaborar y hacer lo correcto: capacitar, confiar y apostar a los pequeños campesinos. Acordaron apoyarse para dinamizar las compras de sus insumos clave, en este caso la leche y tisanas para la elaboración de productos finales que hoy, todos los ciudadanos, podemos elegir comprar en las perchas de los mercados y supermercados.
El modelo de compras sostenibles está basado en lo que el estándar B Corp exige en los llamados Modelos de Negocio de Impacto, o sea las formas en que una empresa está intencionalmente diseñada para crear un beneficio/resultado positivo específico para una de sus partes interesadas, en este caso, sus proveedores. El modelo establece una serie de acciones que deben ser consideradas para el diseño de una solución real que disminuya la pobreza. Estas son:
- Integrar en su cadena de suministro a comunidades o proveedores desfavorecidos, por situaciones de pobreza o discriminación.
- Contar con procesos de compra justa y beneficios específicamente para los proveedores desfavorecidos.
- Contar con programas de desarrollo de capacidades para apoyar a los proveedores desfavorecidos a superar las barreras que enfrentan.
- Verificar las condiciones de trabajo y salarios que tienen los trabajadores de sus proveedores desfavorecidos.
- Realizar seguimiento de resultados directos e indirectos del impacto positivo generado gracias a su apoyo.
El llamado a la acción es sencillo y estratégico para el negocio: pues eliminar la pobreza en la cadena de suministros garantiza un sistema de proveeduría más sano y confiable que asegura el negocio en el corto, mediano y largo plazo. El concepto es tan sencillo como darse cuenta de que si las comunidades donde se producen los insumos clave para estas empresas están bien, entonces el negocio también estará bien. Por el contrario, si estas comunidades están mal, por tener insatisfechas necesidades básicas atribuidas a insuficiencia de ingresos, entonces los riesgos directos e indirectos para la continuidad del negocio son altos (basta recordar los orígenes y resultados de las movilizaciones del 2019 y del 2022).
Esta iniciativa de colaboración empresarial para resolver una problemática social, es un ejemplo de muchos otros que serán compartidos en próximas ediciones. En este caso celebramos el impacto generado en más de 6,000 familias de comunidades campesinas que se benefician de ser parte de una cadena productiva que se interesa por el bienestar colectivo. Usar el poder de los negocios con propósito en la ruralidad ecuatoriana, es traer esperanza y desarrollo de triple impacto a aquellos territorios que, a fin de cuentas, producen los alimentos que consumen las ciudades y poblaciones urbanas. ¿Sabías que en esta historia tú también puedes ser un protagonista? Como consumidor consciente tienes el poder de decisión de compra y así la oportunidad de usar tu dinero para apoyar a causas sociales y ambientales que construyen un mejor país. (O)