Carta a don Daniel Noboa, Presidente Electo del Ecuador
Si fuera verdad que usted quiere reemplazar al actual Representante Permanente del Ecuador, ¿no sería sensato darle primero la oportunidad de adquirir la experiencia mínima indispensable, como colaborador del actual Representante Permanente antes de entregarle tan serias como graves responsabilidades?.

Señor:

Me dirijo a usted, de la manera más respetuosa, en su calidad de presidente electo de nuestro país, por un motivo que considero de importancia capital.

He leído en la prensa que usted ha resuelto reemplazar al actual representante permanente del Ecuador ante las Naciones Unidas, quien, además de otras muchas importantes responsabilidades propias de su misión, deberá asumir la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU a partir del 1 de diciembre próximo.

No conozco a la persona a quien, según la información pública, usted habría resuelto entregar tales responsabilidades, de modo que los criterios que le expongo a continuación en nada podrán afectar ni sus méritos ni su prestigio.

El Consejo de Seguridad de la ONU es el órgano encargado de velar por la paz y seguridad en el mundo y tiene ahora a su cargo el examen de los grandes conflictos que se han expresado mediante acciones armadas entre Rusia y Ucrania, Israel y Palestina, en el interior del Sudán, en las violaciones masivas de los derechos humanos que ponen en peligro la paz y en muchos otros campos en donde, lamentablemente, los diálogos constructivos han sido reemplazados por la fuerza, la destrucción y la muerte. 

En el Consejo representan a las más grandes potencias mundiales y a diez estados escogidos cada dos años, sus mejores diplomáticos, negociadores experimentados, grandes conocedores de la realidad mundial, entrenados en el ejercicio y en el uso de la palabra y la convicción para evitar la violencia y la guerra. No han sido pocos los éxitos del Consejo de Seguridad, pero han sido muchas las ocasiones en las que, por razones de rivalidad ideológica, no ha podido cumplir adecuadamente su labor. Al Ecuador le tocará presidir el Consejo a partir del 1 de diciembre.

El Presidente del Consejo deberá poseer los conocimientos, la experiencia y la capacidad para dirigir los debates, procurar consensos mínimos, adelantar negociaciones complejas, tomar decisiones procesales y sustantivas delicadas. ¡El acierto del Consejo…y el prestigio del Ecuador estarán con mucho en sus manos!

Si fuera verdad que usted quiere reemplazar al actual Representante Permanente del Ecuador, ¿no sería sensato darle primero la oportunidad de adquirir la experiencia mínima indispensable, como colaborador del actual Representante Permanente antes de entregarle tan serias como graves responsabilidades?  El prestigio del Ecuador y el del propio candidato parecerían así exigirlo.

Formulo mis mejores votos por el éxito de su gobierno, en beneficio de todo el pueblo ecuatoriano, especialmente en cuanto haga para pacificar a nuestro país y orientarlo hacia la afirmación de la vida democrática, pacífica y libre y hacia el justo progreso de todos los ecuatorianos. 

En sus manos está la gravísima responsabilidad, la inexcusable responsabilidad, de escoger los medios adecuados para obtener ese resultado. ¡Que Dios le ilumine para que así sea! (O)