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Con el desarrollo futuro de API's especiales para comercios, la plataforma permitirá desarrollar servicios con valor agregado a otros proveedores privados. Por esto el crecimiento de PIX ofrece grandes lecciones no solo para la región, sino para el futuro de las finanzas digitales.

9 Septiembre de 2022 15.07

Cada vez que hay un encuentro de fintech se ha vuelto un lugar común escuchar a emprendedores decir que desarrollan soluciones para facilitar los pagos en Latinoamérica, con el objetivo de lograr que la gran cantidad de personas no bancarizadas pueda acceder a servicios financieros. 

Este anhelo no es nuevo, hemos visto con el pasar de los años que se han desarrollado diversas aplicaciones, tanto iniciativas de grandes grupos empresariales como del Estado, para facilitar el acceso a la gran mayoría de personas y negocios a la digitalización de finanzas. Sin embargo, hasta ahora ninguno tan exitoso en Latinoamérica como PIX, la red de pagos lanzada en noviembre de 2020 por el Banco Central de Brasil (BCB), con el objetivo de aumentar la competencia, fomentar la digitalización de pagos y promover la inclusión financiera. 

Desde su aparición hasta finales de febrero de 2022 (15 meses después de su lanzamiento), 114 millones de personas (67% de la población adulta) había usado la plataforma y más de 9.1 millones de empresas (60% de las compañías que usan el sistema financiero tradicional) se han inscrito para usar la plataforma. Estos actores llevaron a cabo más de 12 mil millones de transacciones por un valor de 1.2 billones de dólares (6.7 billones de reales), llegando en ciertos momentos a 30 mil transacciones por minuto. 

Con estas cifras, PIX ha superado el número de transacciones no solo de las transferencias bancarias, sino de las tarjetas prepago, débito y de crédito. Y la meta de inclusión se la ha logrado, dado que 50 millones de personas que no habían hecho transferencias en el último año han usado la plataforma. Una muestra del poder de la digitalización para ampliar el universo de usuarios, según un reporte del BIS (Banco de Pagos Internacionales). 

La adopción por parte de los nuevos usuarios es simple, y se logra con el número de identidad y un código QR para empezar. De acuerdo con los objetivos del BCB, personas naturales pueden usar el sistema sin costos ni recargos de ningún tipo, mientras que los bancos, procesadores de pagos y comercios son los tienen que pagar para mantener el sistema funcionando. Arriba del 75% de las transacciones ha sido entre personas naturales, siendo el siguiente rubro en importancia las transacciones entre personas y empresas. Y a pesar de que las empresas sí tienen que pagar por el uso de la plataforma, los costos son mucho más económicos que cualquier otra alternativa, con un costo promedio del 0.22%, mucho mejor que el 2.2% de las tarjetas de crédito en Brasil, el 1.7% en EE.UU., e incluso mejor que el 0,3% en la Unión Europea. 

El BCB desarrolló la aplicación con un enfoque centrado en las necesidades y hábitos de pago de los usuarios finales, priorizando la facilidad de uso, pagos de planillas de servicios básicos, pagos de créditos, la seguridad y pagos entre personas y negocios. Esto se logró cristalizar con la colaboración de bancos, cooperativas y procesadores de pagos, lo cual ha sido uno de los factores de su éxito, dado que lograr la participación de las grandes entidades financieras ha permitido ganar masa crítica de usuarios desde el inicio. El impacto ha sido mucho mayor que en los casos en que cada grupo económico en un país desarrolla una aplicación de pagos por su cuenta. 

Se podría haber pensado que la banca iba a estar en contra de este sistema, con miedo a que pueda afectar sus ganancias. Pero, lo cierto es que han visto un crecimiento importante en el número de clientes, logrando llegar a bancarizar a nuevos segmentos de la población. Por ejemplo, según la firma S&P Global Ratings, el banco Bradesco ha ganado 1,7 millones de clientes en el último año. Además, ellos afirman que los bancos en Brasil están bastante diversificados en sus fuentes de ingresos, por lo que están más motivados por la capacidad de vender nuevos productos a un nuevo segmento de clientes que preocupados por la baja en ingresos por transferencias. 

No es la primera vez que en Brasil el Estado logra fomentar la adopción de nuevas tecnologías. En Río de Janeiro, por ejemplo, el Gobierno local desarrolló su propia plataforma de transporte estilo Uber, para aplacar los reclamos de los gremios, con costos más bajos para los usuarios. 

El éxito que ha logrado PIX ha demostrado que el Estado puede ayudar con el avance tecnológico de la sociedad y fomentar la competencia y eficiencia del sistema. Con el desarrollo futuro de API's especiales para comercios, la plataforma permitirá desarrollar servicios con valor agregado a otros proveedores privados. Por esto el crecimiento de PIX ofrece grandes lecciones no solo para la región, sino para el futuro de las finanzas digitales.  (O)

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