Era agosto de 2020 y después fue a inicios de 2021, de cara a la segunda vuelta de la elección presidencial, cuando dos partidos políticos se juntaron y en lo único que pensaron fue en tener un Ecuador alejado de prácticas en las que no estamos de acuerdo y no queremos que vuelvan. Nos ilusionaron y nos dieron una esperanza de que el orgullo puede quedar guardado en el baúl de los recuerdos para pensar pragmáticamente en beneficio del país.
Ahora, el diálogo, si al cruce de comunicados, ruedas de prensa y declaraciones se lo puede llamar así, está lleno de indirectas, de calificativos, de orgullo. Ejecutivo y Legislativo, es necesario que bajen las armas, extiendan las manos, tiendan puentes, piensen en los ecuatorianos. Nos quejamos, por muchos años, la falta de comunicación entre sectores de la sociedad o de una imposición desde el Gobierno Nacional en la Asamblea Nacional. Parecería que estamos retrocediendo el tiempo.
Desde mayo de este año, cuando el Presidente Guillermo Lasso ganó las elecciones, ha enviado el proyecto de Ley de Libre Expresión; también entregó -personalmente- reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior, que significarían un cambio positivo e importante para los jóvenes; adicionalmente, presentó la Proforma 2021 (prorrogada) para cerrar el año fiscal; y, por último, planteó el proyecto de Ley de Creación de Oportunidades.
Señores asambleístas, cuatro documentos “vetados” o con una discusión lenta. Cuatro propuestas a las que no les han dado la oportunidad de un debate amplio y técnico. Cuatro planteamientos que no se han hecho efectivos por una lucha sin sentido. ¿A qué se han dedicado en la Asamblea Nacional en materia de legislación estructural? Los ecuatorianos necesitamos que dejen de lado esta actitud y abran sus puertas.
Señor Presidente, invite a los jefes de bancada o sus delegados a sentarse alrededor de la misma mesa, coménteles la situación económica en la que se encuentra el país, comparta con ellos qué contiene la reforma que enviará próximamente, arme mesas de trabajo para que equipos de ambos poderes del Estado intercambien criterios técnicos. Tómese el tiempo necesario para esto. Si los legisladores no llegan a este encuentro, dejarán en evidencia quienes no aceptan el diálogo, quienes prefieren atrincherarse en la política y no ver la necesidad de tener un mejor país, un país en el que se pueden encontrar puntos en común.
El Banco Central del Ecuador prevé que este año creceremos tan solo 3%. En la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional se establece que 2021 cerraremos con un déficit fiscal del 2,3%. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos, a agosto del año en curso, solo 3 de cada 10 personas tienen un empleo adecuado. Estas tres cifras ya deberían sacudir posiciones para legislar de manera sensata. De lo contrario, según declaraciones oficiales, se tomarán medidas que lo único que harán es demorar la toma de decisiones que necesitan los ecuatorianos. (O)
