Hace poco se llevó a cabo la Experiencia IDEA Energía 2023, que reunió a los principales referentes del sector energético para debatir acerca de la posibilidad que representa para el país el contexto internacional y la urgencia hacia la transición energética local. En esta ocasión, uno de los principales puntos de debate fue la falta de infraestructura para el transporte y la distribución eléctrica a lo largo y ancho de Argentina.
A nivel mundial, el 80% de la energía que usamos sigue siendo proveniente de combustibles fósiles. Lo mismo sucede en Argentina, dentro del sector eléctrico las renovables hoy son el 15%, y casi un 70% dentro de ese porcentaje es de origen eólico. Sin embargo, de toda la energía que consume el país, contemplando industrias, calefacción y transporte; esa energía renovable es solo del 1% o 2% máximo. Nuestra posibilidad de electrificar la economía es mucho más grande, construir las líneas es una verdadera necesidad para poder llevar esa energía a todo el país.
Luego de varios años de trabajo arduo, estamos viendo un alto consenso dentro del sector energético en relación a un futuro más sustentable. Para lograr esta transformación y nuestro abastecimiento, debemos aprovechar la capacidad de las renovables como también el gas de Vaca Muerta, en pos de facilitarnos el avance a convertirnos en un país exportador de energía y favorecer el crecimiento que necesita nuestra economía.
Cada país está realizando su camino hacia la descarbonización, en nuestro caso es vital aprovechar el gas, ya que dentro de los combustibles fósiles es el menos contaminante. Y me refiero a esto porque aspirar a la transformación de nuestra matriz energética en una más verde, sin duda es importante contar con el gas como agente energético transicional.
Pero para dar el paso entre el análisis de la estrategia energética que debería adoptar Argentina, debemos realizar acciones concretas ahora. Siguiendo los compromisos de las COP y las políticas de estados ya anunciadas en el ultimo año, se precisan instalar al menos s 250 GW por año de nuevas instalaciones de energías renovables a nivel global, y actualmente la capacidad está solamente entre 50 y 60 GW. Entonces debemos acelerar las instalaciones, pero también aumentar la escala de cada proyecto, porque si no ni siquiera vamos a poder acompañar el crecimiento global de energía con las nuevas instalaciones de renovables.
Desde el punto de vista de Latinoamérica, es sabido por todos que tenemos muy buenas oportunidades porque tenemos un continente extenso con baja densidad de población si nos comparamos a otras regiones, y podemos hacer uso de grandes áreas terrestres aun a diferencia de otras regiones que necesitan acudir a territorio marítimo para aprovechar sus vientos. Somos una región con el potencial de apoyar la transición energética mundial, a través del desarrollo de un mercado de oferta de hidrógeno verde y de nuevos parques eólicos en la geografía basta y privilegiada del continente, nos permitirá llevar esa energía eólica en moléculas de H2 o derivados a todo el mundo. En nuestro país, la Patagonia es un área de vientos excelentes, tiene una baja densidad de población y con la tecnología que se está desarrollando para poder construir parques eólicos, podríamos exportar renovables a cualquier latitud.
Pero todo esto depende, en gran parte, del avance en los proyectos que desarrollen, extiendan y robustezcan las redes eléctricas. Una de las mayores prioridades de nuestro sector es, justamente, avanzar en estas redes y adoptar las nuevas tecnologías para que estemos a paridad con los mercados más competitivos.
Las obras de infraestructura que se deben realizar son complejas, pero tenemos la capacidad para hacerlas. En este sentido, la articulación público-privada para acelerar la construcción de estas líneas es un punto clave. Ya hay una ambición por parte del sector privado de construir y tomar parte del riesgo de esa construcción, para contribuir en la aceleración de la transición energética. Pero para que estos megaproyectos puedan darse a lo largo del tiempo, es vital que se le dé continuidad a las políticas energéticas que regulan el sector.
Argentina se encuentra frente a una oportunidad única. Combinar el gas, el litio que está presente en el norte y las energías renovables que abarcan una basta porción del país, nos permitirá posicionarnos como un hub energético atractivo para el mercado internacional. El futuro debe ser sustentable en lo económico y ambiental, y es en esa dirección en la que debemos trabajar las empresas, como Vestas, que buscamos generar un cambio positivo para la sociedad y el planeta. Los mercados nos están mirando y esperando, aceleremos nuestro andar hacia un porvenir sustentable y sostenible.
*Andrés Gismondi, Vicepresidente de Ventas en Vestas LATAM y miembro fundador de la Cámara Eólica Argentina