Para muchos negocios este 2021 fue un año realmente complejo. Tiempo de retos no solo técnicos sino emocionales. El manejo del personal de manera virtual, los cambios drásticos del mercado y los problemas de liquidez son algunos de los ejemplos de los retos que vivieron los empresarios y emprendedores. Nuestra capacidad de adaptación y la resistencia al cambio fueron los aspectos que más a prueba estuvieron y así las empresas tomaron sus propios rumbos.
El diversificarse para quienes lo lograron como mecanismo de adaptación implicó también sacrificios, reajustes y miedos. Para aquellos que decidieron sobrevivir con el mismo core business este año fue una lucha constante por no perder la fe y saber realizar los recortes necesarios, todo esto sin perder el compromiso de su equipo de trabajo.
Sin embargo, este último trimestre parece querer mejorar las cifras de varias industrias. El levantamiento de la mayoría de restricciones gracias al exitoso plan de vacunación ha permitido que la reactivación finalmente se dé. De hecho, estas Fiestas de Quito parecen estar mucho más animadas incluso que las del 2019. No solo el aumento del presupuesto destinado a estas por parte del municipio sino por la variedad de eventos privados que han empezado a promocionarse. Bajo esta lógica, la época navideña también será una gran oportunidad para aumentar las ventas y dinamizar la economía. Gracias a los retrasos de China en cuanto a su capacidad de producción y de logística a causa del confinamiento del 2020, esta es la oportunidad para que los negocios locales se beneficien.
La importación de bienes y servicios es hoy en día un proceso extremadamente caro y demorado y eso genera un desabastecimiento de las marcas extranjeras y por ende debe ser aprovechada por las marcas locales para ser la elección de los consumidores esta Navidad. Además ya se puede ver que empieza a circular el dinero y los pagos estancados durante más de medio año empiezan a recibir abonos. No por nada el ministro Simón Cueva ha dicho que para el 2022 se espera un crecimiento del 3% del PIB.
Es por eso que creo que los negocios debemos hacer fuerza para lograr superar diciembre. Renegociar nuestras deudas con las instituciones del Estado, llegar a convenios de pago con nuestros principales proveedores y así planificar al 2022 como un año de despunte.
Lo más complicado es aguantar este mes de diciembre. Hay un décimo tercer sueldo por pagar y además se debe lograr afrontar el aumento de la capacidad operativa con un personal reducido. Los reajustes de personal fueron los principales ejes que usaron las empresas para afrontar este año post pandémico. Estos fueron la reducción de personal o los ajustes a las descripciones de puestos para suplir más de un puesto de trabajo con una misma persona. De la misma manera se debe presupuestar el pago de impuestos, patentes, permisos y demás requisitos legales para poder seguir operativos. En cualquier año diciembre ha sido un mes difícil y corto y hoy aún más.
La diferencia de este diciembre es que hemos empezado a sentir y vivir la reactivación, por lo que, la planificación para el siguiente año viene con mucha más ilusión y certeza que el anterior. Por más que la situación aún no sea la óptima si logran llegar al 2022 deben sentirse orgullosos porque de una u otra manera las fuertes decisiones que tomaron las altas direcciones de las empresas dieron resultado y han logrado estar aún en el mercado. Muchos compiten con grandes grupos económicos y otros han logrado no solo ganar una mayor parte del mercado sino también externalizar sus ventas. Por todo esto es que el 2022 llega como un año salvador. Un buen análisis del contexto tanto interno como externo permitirá que los negocios empiecen a cosechar los frutos de sus esfuerzos direccionando sus acciones de una manera oportuna y planificada.