Tuve ya la oportunidad de leer el proyecto de ley presentado por la Izquierda Democrática o por lo menos una de sus asambleístas, largamente denominado Proyecto de Ley Orgánica para Regular la Relación Laboral de las y los Trabajadores con las Empresas de Plataformas Digitales y puedo empezar diciendo... ¡Adiós plataformas, vengan menos oportunidades! Veamos por qué, pues al parecer nuevamente la agudeza política se trata de imponer sobre la sensatez y lo práctico.
Desde el punto de vista del modelo comercial, las plataformas funcionan en varias partes del planeta excluyendo expresamente la relación de dependencia, provocando en algunas actividades un efecto de competencia (que siempre es bueno) y bajo el principio de libertad de contratación, también contemplada en nuestra Constitución.
De esta manera, si determinado estado piensa que esta no es una buena fórmula e impone que exista una relación obrero patronal, pues simplemente la plataforma no se desarrolla o implementa en tal estado. Pongamos un imaginario: Si existiese la plataforma LLÉVAME para prestar servicios de transporte bajo este modelo, y el pequeño mercado que representa Ecuador para la plataforma no quiere encuadrarlo en modelo de negocio establecido sino en una relación de dependencia, simplemente LLÉVAME no entra al País o sale de él y deja de crear algunas oportunidades para personas que quieren aprovechar esta actividad como ingreso fijo o eventual.
Dicho de otra manera, nadie va a obligar al dueño de la plataforma LLÉVAME a instalarse en Ecuador y a cambiar su modelo de negocio, exigiéndoles a contratar a los usuarios del programa bajo relación de trabajo, porque nuevamente, esa no es la idea. Entonces, lo que hoy representa un grupo importante de gente que se beneficia de estas plataformas, se quedarán sin los ingresos que les generaban.
Claro está, seguramente dirán que estoy pensando desde el punto de vista empresarial (que hace poco era pecado capital), pero veamos la figura completa. Este tipo de oportunidades también está diseñada para gente que posiblemente no puede tener un empleo fijo; o, digámoslo abiertamente, no le interesa tener uno.
El estudiante de universidad no tiene tiempo para trabajar ni siquiera a medio tiempo, pero le resulta de maravilla poder hacer unos dólares durante el tiempo que no está ocupado en sus estudios, transportando gente gracias a LLÉVAME. Al transportista de la cooperativa le interesa tener su ingreso adicional en lo que sabe hacer bien, así que compra su automóvil económico y también quiere ser empresario a más de ser un subordinado y se asocia a la plataforma. El chico de la bicicleta, ve su oportunidad en hacerse unos extras durante su tiempo libre, dejando encomiendas a personas que las necesitan y sin que nadie le esté exigiendo cuándo, cómo o dónde.
Hay personas que simplemente no quieren o no pueden estar sometidas a un horario de trabajo; o, no quieren que se les dé órdenes. Hay otros que gozan de trabajar solo un día a la semana, otros que solo necesitan camellar diez o veinte días al mes sin que tenga que rendir cuentas a nadie. Hay muchos más que no quieren timbrar tarjeta, reportar sus actividades o lidiar con un empleador y ser su propio generador de ingresos. Así, cientos de personas han encontrado la fórmula para hacer dinero precisamente a través de las ventajas de plataformas como LLÉVAME, que no los vincula a nadie, ni los somete a cumplir exigencias que no necesitan o quieren cumplir, porque así les gusta.
Sin perjuicio de lo dicho, ya planean regular desde lo laboral a estas personas que por cualquier motivo no quieren ser empleados o subordinados y solo quieren tener sus ingresos bajo este modelo que ofrecen estas herramientas digitales, por lo que pienso yo que tendrán que irse preparando para buscar otras fuentes de ingreso, pues con leyes como la propuesta estoy casi seguro que la mayoría de las plataformas seguramente se irán, no afectándolas solo a ellas en el diminuto mercado que les representa Ecuador, sino a quienes las necesitan.
Hay que recordar que la relación de dependencia es bicondicional, es decir, a iguales derechos iguales obligaciones para con un empleador. Si una persona no quiere o no puede tener las obligaciones que a su vez le impone ser un trabajador como: subordinación, horario, responsabilidades, nadie debería obligarle a someterse a tal esquema.
Así, sobre el Proyecto de Ley Orgánica para Regular la Relación Laboral de las y los Trabajadores con las Empresas de Plataformas Digitales, lo que puedo decir es que le falta unos capítulos que establezcan nuevas fórmulas de generación de empleo o ingresos para que reemplacen aquellos de las personas que hoy por hoy, o dependen o benefician de las plataformas y las perderán.
La verdad no sé por qué no se puede ser un poco más imaginativos y pensar en una ley que regule a las plataformas pensando más allá de la tendencia o discurso político, o por lo menos meditando en lo que verdaderamente pasaría en la práctica si se van, de manera tal que reste oportunidades tan necesarias en estos momentos. Fácil es establecer por ejemplo que las plataformas o quienes perciben ingresos por ellas, deban aportar la seguridad social como lo hacemos quienes aun no siendo trabajadores debemos aportar, para cumplir así con los fines de este sistema que se basa en la solidaridad, obligatoriedad, universalidad y equidad y que tanto necesita ahora el IESS. Ideas así son las que se requieren para regular las plataformas, no ideas que las acabarían de un plumazo al someterlas a un régimen general u ordinario como el que trae el proyecto, totalmente carente de creatividad.
No sé cuánta gente tiene ingresos debido al modelo económico, pero se deberá ir pensando en que el mismo número dejará de recibir ingresos, aumentando los problemas de la falta de oportunidades y empleo en el país. (O)