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En este entorno actual, donde refinanciarse es complejo, el valor de un análisis de mercado, una buena ejecución de proyectos, o la aplicación de metodologías de crédito con los clientes, se hace evidente. Hay que recordar que las empresas no entran en problemas por insolvencia, sino por falta de liquidez.

16 Septiembre de 2024 15.42

El contexto actual ha revelado, en nuestra práctica de finanzas corporativas, tendencias preocupantes entre las empresas que hoy se han convertido en verdaderas amenazas. Por ejemplo, compañías que, pese a tener años con buenos niveles de ventas y crecimiento, han encontrado problemas de liquidez ante la primera desaceleración, algo impensable hasta el año pasado. Les ha tocado buscar, como detectives, el paradero de ese efectivo que tanta falta hace, especialmente en momentos en que, para muchas pequeñas y medianas empresas, los créditos se han secado. Esto ha dejado al descubierto pequeños desajustes y descuidos en la gestión financiera, que podrían convertirse en grandes problemas en estos tiempos.

 En general, las empresas buscan usar buena parte de su efectivo para aumentar las ventas, dependiendo de su línea de negocio y de su estrategia empresarial, aunque no todos generarán beneficios con la misma velocidad y algunas inversiones hasta fracasarán en este propósito. Por esto hay que ser sabios al manejar la liquidez: mientras se generan estos beneficios, las empresas tienen que seguir funcionando y pagar sus cuentas. Es decir, las empresas están obligadas a invertir para seguir creciendo, pero no tanto como para quedarse sin dinero para cumplir con sus obligaciones.  

 Uno de los usos que se le puede dar a los fondos es invertirlos para mantener e incrementar la capacidad productiva, en rubros como construcción de nueva infraestructura, adquisición de nueva maquinaria y desarrollo de nuevos productos, el famoso CAPEX. Hace algún tiempo, nos encontramos con una empresa cuyos fondos se usaban para construir una nueva planta. Esto funcionó muy bien mientras crecían las ventas, pero al llegar el frenazo, la compañía quedo expuesta a quedarse sin efectivo, lo que evidenció un grave error de planificación y de financiamiento. De nada sirve tener una fábrica nueva si no se tiene dinero para pagar trabajadores y comprar materia prima para vender su producto final al público. 

 Otra forma de utilizar el efectivo es para aumentar la mercadería disponible para la venta. Si las empresas apuestan por productos que no son apetecidos por el mercado (ya sea porque el producto no es bueno o porque el mercado está deprimido) y esto provoca un aumento desproporcionado en los inventarios, la falta de estos fondos atados a inventarios puede poner en peligro la liquidez disponible.

 Una práctica común que puede afectar la liquidez es ofrecer facilidades de pago a los clientes. Existen líneas de negocio en que dar plazos y capacidad de pagar en cuotas a los clientes suele ser una ventaja, por lo que la situación de las cuentas por cobrar toma un papel protagónico a la hora de determinar la salud de una empresa. Si un grupo importante de clientes se atrasa en sus pagos, se generan riesgos importantes. 

 También hay casos en que una parte importante de las cuentas por cobrar son con empresas relacionadas. Esto se da usualmente en compañías que son parte de grupos económicos y se ven obligadas a financiar a las nuevas empresas del grupo. Cuando al grupo le va bien no hay problema, pero cuando se desacelera el crecimiento, se han visto casos de empresas grandes perder su liquidez por tener un valor importante de financiamiento a sus empresas relacionadas. Hemos visto escándalos precisamente por este tipo de problemas. 

 De esta manera, al comparar los beneficios esperados del dinero invertido en el negocio con las obligaciones por pagar, como deudas y materias primas, podremos determinar si habrá problemas de liquidez a corto plazo y evaluar las decisiones estratégicas sobre el uso de capital tomadas por la dirección de la empresa. En este entorno actual, donde refinanciarse es complejo, el valor de un análisis de mercado, una buena ejecución de proyectos, o la aplicación de metodologías de crédito con los clientes, se hace evidente. Hay que recordar que las empresas no entran en problemas por insolvencia, sino por falta de liquidez. (O)

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