La llegada de Guillermo Lasso a la Presidencia de la República, con su tendencia y lo que esto significa, sin lugar a dudas generó un 'refresh' para la gente, por la perspectiva de un nuevo iniciar, por la esperanza, por su 'expertise' y la posibilidad de retomar y reanudar muchas operaciones que en gobiernos anteriores se congelaron, por regresar a ver al sector privado e impulsar sus operaciones para que crezca el país.
En esa línea, el proceso de vacunación indudablemente fue un hecho 'sine qua non', para el empresario, para el ciudadano de a pie, para toda la población. Porque más allá de los ánimos y las intenciones de cada uno para seguir avanzando, como empresario, como persona natural, como trabajador, como obrero, como ejecutivo medio, como ejecutivo alto, el riesgo de salir a la calle y contraer esta enfermedad, significaba una barrera. Por tanto, es un aliciente que el Gobierno haya tomado esa gran decisión, apoyado por la empresa privada, de que en esos 100 primeros días de su gestión se vacune a una amplia población.
Esto obviamente generó que la población tenga confianza, esté reanimada para salir a la calle a construir o reconstruir en su perspectiva individual. Sin embargo, escuché a un líder político que decía en una entrevista “hacer política es hacer varias cosas a la vez”. Más allá que esté de acuerdo o no con él como político, estoy de acuerdo con lo que dijo, porque esa es la necesidad económica y política que requiere nuestro país este momento.
Entonces, ya han pasado poco más de 150 días del Gobierno, 100 de ellos enfocados directamente a atender la emergencia principal, pero la pregunta ahora es ¿y qué más? En el arte de gobernar se debió atender a la vez otras decisiones, otras acciones. Trabajar con la mano derecha la parte de salud, no significaba dejar sin hacer con la otra mano. Todo funciona dentro de un contexto, porque todo es un conglomerado de decisiones para poder llegar a una meta.
Nuevamente, destaco, así como destaca el ecuatoriano en general, que la vacunación fue una buena acción, pero nos seguimos preguntando, con un signo de interrogación bastante grande: ¿Y la parte económica?, ¿y la parte laboral?, ¿y la parte de seguridad?, ¿y la perspectiva? Por eso, a medida que pasa el tiempo, estas interrogantes van haciéndose mucho más grandes, porque no sabemos qué más, qué más es lo que podemos esperar sobre la base de las decisiones que toma o va a tomar el Gobierno.
Gobernar un país en Latinoamérica no debe ser sencillo, pero también entiendo que cuando una persona, tiene la aspiración de llegar a administrar un país -que no es lo mismo que una empresa- debió previamente haber considerado en su dibujo de proyecto cuáles iban a ser sus beneficios y cuáles iban a ser sus bemoles. La ingobernabilidad, la escasez de recursos económicos, los conflictos sociales no son temas que se han estrenado en este Gobierno. El aspirante a Presidente debió haberlas considerado, debió haber armado su camino, su plan de ruta, su plan de acción. ¿En realidad estuvo esa estrategia bien trazada o solo estuvo diseñada en blanco y negro? Las acciones parecen apuntar hasta esto último. El envío de un proyecto de Ley que de antemano sabíamos todos que no iba a cuajar, no se entiende cuál fue el propósito en su andamiaje de construcción como país. ¿Dónde estaba el Plan B?
Estos días, cierta clase dirigente dice no, si no hacen lo que nosotros queremos hacer, vamos a paralizar el país o vamos a tomar acciones en las calles. Más allá de que esta posición no está bien, el punto es que son situaciones que el actual Gobierno debió prever antes de su llegada a Carondelet.
En el caso de un país no hay espacio para la experimentación, lo que está en juego es tan grande, es tan alto, que lo que hay que hacer es tomar decisiones como quien juega un partido de ajedrez, con inteligencia y mirando hacia todos los lados, no hay cómo perder un peón, un alfil, un caballo, porque eso puede significar perder la partida. Para el Ecuador aquí no hay cómo tomar esa posibilidad de errores. Qué lástima que no hemos aprendido a ver a este Ecuador en conjunto, a este Ecuador formado por siete letras, a este Ecuador donde vivimos y convivimos indígenas, cholos, indios, mestizos, negros. No se llega a la Presidencia para gobernar a una determinada clase. Un Presidente es eso, un administrador de una casa grande.
¿Qué podemos esperar? Sin lugar a dudas, seguir siendo positivos, no nos queda otra alternativa, como en su momento dijo Winston Churchill, no nos queda más que ser optimistas, no nos queda nada más que iniciar nuevamente y todos los días, sin embargo ese iniciar no es de un día para otro, es producto de varias acciones a la vez. Es como Gobernar, es hacer varias cosas a la vez, con un porcentaje alto de buenos resultados. (O)