La Tercera Edad es un asunto delicado, por lo que, para que los adultos mayores la pasen bien, tres socias se juntaron y pensaron en un lugar especial. Las ideas que tenían se fueron conectando y así surgió Vivemás. Nació hace cinco años, de una necesidad de tener a nuestros padres bien, en un espacio lindo y que se mantengan activos, cuenta María Leonor Viteri, una de las impulsoras de este wellness club.
Vivemás empezó en una casa adaptada con la idea de romper la idea de que los hogares para adultos son feos, grises, llenos de personas enfermas. Arrancamos en 2018 en un lugar por Lumbisí, Quito, donde estuvimos un año y medio, hasta que llegó la pandemia. En ese entonces llegamos a tener 25 personas que asistían durante la mañana, participaban en talleres, se distraían. Cuando llegó la pandemia, a mediados de marzo de 2020, les dijimos a los socios que no podíamos recibirlos y ellos nos dijeron 'no nos dejen'.
Viteri y sus socias decidieron, como muchos, empezar a usar Zoom para que los socios mantuvieran el contacto y participaran en actividades que se podían realizar de manera remota. Les enseñamos a usar esa plataforma, fuimos a sus casas, con mascarillas. No estábamos seguros de que funcionaría. Pero lo bueno fue que los socios estuvieron entusiasmados, el primer día se conectaron ocho y luego fueron regresando otros. Incluso se unían personas de otros países que se enteraron de Vivemás. La gente le perdió el miedo a la tecnología, estábamos conectados y unidos, añade Viteri en la nueva sede del club, en Tumbaco.
Esta emprendedora recuerda que la idea de un club para personas de la Tercera Edad era un tema de conversación recurrente entre sus conocidos. Mientras más conversábamos de este anhelo íbamos encontrando a más mujeres y hombres preocupados por sus padres que ya estaban en edad avanzada. Viteri asegura que hoy en día las enfermedades cognitivas son frecuentes y dice que la interacción con los abuelitos antes era mayor. Hoy los hijos y los nietos trabajan, estudian, pasan mucho tiempo fuera de casa y los abuelos muchas veces están solos. Además, la gente vive más tiempo ahora y la vida de un abuelo es distinta a la de hace 20 o 30 años. Por todo eso es responsabilidad de los hijos que sus padres estén estimulados.
Luego de la pandemia, Viteri, su hermana María Elena y Cecilia Valdez de Wright decidieron que Vivemás diera un salto: construir una sede moderna. En diciembre de 2021 empezaron a buscar otro lugar, pero no encontraban uno adecuado. Entonces decidieron construir un espacio desde cero. En un terreno de 2.700 metros cuadrados se levantó el nuevo Vivemás que tiene 700 metros cuadrados de construcción. El edificio se levantó en 10 meses y se inauguró en noviembre de 2022. La inversión supera el US$ 1 millón, cuenta Viteri.
Allí los socios tienen una serie de espacios para pasar la mañana. Jardines, amplios salones, un área para lectura, yoga en silla y otras actividades son parte de la rutina que tienen. La idea es estimular la parte cognitiva de nuestros socios, que hasta la fecha son 26, 18 mujeres y 8 hombres. Es un espacio accesible, con el mejor mobiliario, pisos antideslizantes, claro, con una enfermería y un equipo de 18 profesionales que velan por el bienestar de los socios.
Viteri cuenta que no hay límite de edad para ingresar al club, pero los socios deben estar bien en la parte cognitiva. En una persona con Alzheimer medio la interacción se limita.
Los pagos de este wellness club son mensuales. Los valores van desde US$ 290 en un plan mensual de dos días a la semana. Un plan de cinco días cuesta US$ 500. Para Viteri se trata de un espacio único en el que creamos conciencia sobre el adulto mayor, es un club para adultos mayores, no una residencia. (I)