La tricología, ciencia que estudia el cuero cabelludo y sus afecciones, marcó un giro inesperado en la vida de Mónica Carrera. Su trayectoria, que comenzó en el mundo corporativo y de los negocios, la llevó por otros caminos hasta convertirse en una de las profesionales más destacadas en Ecuador en esta disciplina.
Luego de pasar por varias industrias, Carrera encontró un anuncio en un periódico que ofrecía un puesto ejecutivo en una multinacional con la posibilidad de viajar. Al postularse, fue aceptada y comenzó su carrera en una empresa inglesa pionera en tratamientos capilares en el mundo.
Lo que comenzó como una oportunidad laboral se convirtió en una pasión. Durante 20 años, Mónica se dedicó a investigar y a aprender dentro de la empresa, hasta convertirse en la mejor consultora de Latinoamérica. Su especialización abarca distintas ramas de la tricología, e incluye la cosmética, la terapéutica y la oncológica.
Tras dos décadas de experiencia, Carrera decidió emprender un nuevo camino: trabajar de manera independiente. Hace ocho años, estableció su primer consultorio e integró a sus hijos, Nicole Viteri y Ricardo Enríquez, en el proyecto familiar.
Esta experta asegura que en la pandemia encontró una oportunidad. La crisis sanitaria trajo consigo un aumento en los problemas capilares. En ese contexto, su experiencia y trayectoria cobraron un nuevo impulso.
Su hija Nicole vio la oportunidad de transformar el conocimiento y la reputación de su madre en un negocio sólido. "Fuimos haciendo de su nombre una marca con el fin de que la reconozcan", explica. Pero esta profesional en el marketing y comunicación buscaba algo más.
Desarrollar una línea de productos innovadores requirió años de investigación y pruebas hasta que finalmente nació Monir, una marca que ofrece soluciones capilares y educa a los consumidores sobre la importancia del cuidado del cuero cabelludo.
Uno de los pilares científicos es el microbioma capilar, un ecosistema de microrganismos que habita en el cuero cabelludo y cuya alteración puede provocar afecciones como caspa, grasa excesiva o caída del cabello.
"El 97 % de mis pacientes presentan caspa y seborrea debido a un desequilibrio del microbioma capilar, la causa más común es la mala higiene", explica Carrera. Ante esta necesidad, Monir desarrolló una línea de productos con un laboratorio químico cosmético para una higiene efectiva. Su propuesta se basa en ingredientes de alta calidad y en un enfoque educativo que busca cambiar hábitos y derribar mitos en torno al cuidado capilar. "Nuestro producto es amigable con todos, desde niños hasta adultos mayores. No se trata solo de estética, sino de bienestar y salud capilar", enfatiza Carrera.
El empaque fue cuidadosamente diseñado para transmitir profesionalismo, inteligencia y sofisticación. Según sus fundadores, la idea de capturar esa frescura y pureza se refleja en los tonos azules de la caja, que evocan un cielo claro y limpio.
Aunque inicialmente se intentó fabricar los tres productos completamente en Ecuador, la empresa optó por importar los envases debido a la falta de proveedores nacionales que pudieran cumplir con sus exigentes estándares de calidad.
La tipografía utilizada en el diseño emana frescura, que complementa perfectamente la línea que incluye el prechampú, champú detox y la crema revitalizante. Monir, con su empaque atractivo, proyecta una experiencia única de cuidado capilar, y ya se prepara para producir más de 10.000 kits.
Las mentes de Monir trabajan para desarrollar productos de calidad premium y utilizan componentes activos seleccionados que ofrecen resultados visibles desde el primer uso. Lejos de ser una opción masiva, Monir se presenta como una línea especializada, pensada para aquellos que buscan un cuidado más profundo y profesional, sin comprometer la calidad ni la efectividad.
En cuanto al futuro, la familia tiene una clara visión de expansión para Monir. A pesar de los desafíos inherentes al emprendimiento en un mercado altamente competitivo, la empresa familiar logró crear un producto que se destaca por su calidad y por su identidad ecuatoriana.
La internacionalización está en sus planes, con el objetivo de llevar esta innovadora marca a otros mercados de América Latina, donde el cuidado capilar saludable también es una necesidad. Sus creadores esperan que en los próximos años se convierta en un referente global de la tricología profesional.
El camino ha sido arduo y lleno de aprendizaje, especialmente para Mónica Carrera, quien con sus más de 60 años sigue adelante con su visión de dejar un legado. Con este concepto, Monir busca ser una de las primeras marcas en abordar el cuidado del cuero cabelludo desde la tricología, combinando ciencia, educación y bienestar en cada fórmula.