Ella dice que las mujeres gastan unos US$ 18 mensuales en toallas sanitarias durante los días que dura su ciclo menstrual. Además del gasto fijo en el presupuesto, el impacto al medio ambiente es todavía muy grande. Según varios estudios a escala mundial, se estima que las toallas no ecológicas, elaboradas con plástico, rayón o poliéster tardan entre 500 y 800 años en degradarse y son el quinto mayor contaminante de los océanos.
Pese a los avances de la industria por usar materiales menos contaminantes, el problema persiste. Por eso, a lo largo de los años han aparecido opciones, como las copas menstruales. Eso fue lo que a María Luisa Sempértegui, administradora de Empresas por la Universidad Central y madre de dos hijos, le llevó a emprender en plena pandemia. Siempre quise emprender en algo con impacto social. En el confinamiento investigué mucho sobre productos que ayudaran a las mujeres a gestionar sus periodos. Después de la investigación y del levantamiento del plan de negocios, invertí os primeros US$ 1.000 para importar las copas menstruales, que ya se conocían, pero que aunque son lindas, aún las mujeres tienen reparos para colocárselas
A pesar de los peros, Sempértegui abrió la tienda virtual y creó su marca Espíritu Libre. Poco a poco, sumó clientes. Pero, sobre todo, descubrió otro nicho: los panties menstruales. Nuevamente, investigó en Internet y dio con fábricas chinas que podían producir las prendas. Cuando estamos con nuestro periodo, lo que queremos es ponernos el panty más viejo, porque si se nos mancha no pasa nada. Con estos productos, además, hacemos moda, que se sientan hermosas cuando están en sus días.
Hoy, después de dos años, abre la primera tienda física, con el objetivo, no solo de ofrecer estos panties, sino de acompañar a las mujeres en sus dudas y temores, ya que es Educadora de Fertilidad Consciente, certificada en EE.UU. Todo este concepto es para empoderar a las mujeres, para hablarles sobre su cuerpo, sobre sus ciclos, porque siempre ha habido este tabú de esconder la menstruación. El objetivo es que vivan sus periodos súper libres, cómodas, poderosas.
Con una inversión de US$ 40.000, el local ubicado en uno de los centros comerciales de Quito abre sus puertas, donde, además de los panties (que cuestan unos US$ 29) se ofrecen copas menstruales, desodorantes naturales y cuarzos y dildos de cristal para ayudar a las mujeres a autoexplorarse, dice la emprendedora. (I)