1999 fue el año en el que Ricardo Ibáñez comenzó con la historia de Defensa Deudores en su natal Chile. En dicho año, una fuerte crisis económica asiática golpeó al país sudamericano, en ese entonces uno de los mayores vendedores de cobre a China y Asia. En consecuencia, varias empresas chilenas se vieron en la obligación de someterse a una reestructuración, despidiendo personal. El padre de Ibáñez fue uno de los afectados.
Mi padre queda sin trabajo y en ese momento, comenzamos a vivir la tortura de millones de personas que dependen de un ingreso fijo para cumplir con sus compromisos. Me tocó vivir en primera persona el desastre que significa para cualquier familia enfrentarse un problema de sobreendeudamiento, producto de un hecho imprevisto como es el perder tu trabajo y tu fuente de ingresos
Ante esta situación, Ibáñez, quien cuenta con un título en Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, se dio cuenta que detrás de un deudor no necesariamente hay una persona irresponsable, sino hay alguien que se vio afectado por un hecho absolutamente involuntario como es perder su fuente de ingresos. Destaca que la legislación chilena cuenta con numerosas alternativas de defensa para el deudor, las cuales no eran utilizadas por simple desconocimiento.
Al entender estos fenómenos de que el endeudamiento es algo que proviene por regla general de un hecho imprevisto en que el deudor no tiene la culpa de lo que sucede y que tiene herramientas legales para defenderse, decidimos fundar una compañía que se haga cargo de esta problemática y que tenga dentro de sus pilares, la educación y la información. Así nació Defensa Deudores, una empresa que cuenta con 23 oficinas a lo largo del territorio chileno.
La transformación digital de esta empresa creció a pasos agigantados durante los últimos años, principalmente a consecuencia de la pandemia. El modelo de negocio de esta empresa evolucionó y se enfocó en los canales virtuales. Gan parte de los contratos que nosotros celebramos con nuestros clientes y la asesoría que brindamos son remotas a través del teléfono o de una plataforma como Zoom, añade Ibáñez.
Durante el último año, la inversión en tecnología desarrollada por Defensa Deudores asciende a US$ 400.000, mientras que durante los últimos cinco años el monto total de esta inversión se ubica en US$ 4 millones. Cerca de 320 personas conforman el equipo que tiene esta empresa a lo largo de Chile, y que en Ecuador acaba de comenzar sus operaciones.
¿Cómo fue la llegada a nuestro país? Ibáñez destaca que buscaron países que tuvieran una legislación similar a la chilena, encontrándose con las legislaciones ecuatoriana y colombiana. Teníamos por un lado que la legislación concursal, el derecho de quiebras chileno era prácticamente una copia del derecho concursal colombiano, y por otro lado, con Ecuador teníamos el tratado de Andrés Bello en el cual de una u otra manera homologa los títulos entre Ecuador y Chile.
César Coronel es el encargado de liderar la filial de Defensa Deudores en Ecuador, la cual comenzó sus operaciones el pasado 27 de septiembre de 2022, teniendo como base la ciudad de Guayaquil. Coronel es abogado con mención en Derecho Público por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, y cuenta con experiencia tanto en el sector público como en el sector privado.
Para mí fuer una oportunidad muy muy valiosa, no solamente de trabajo y de crecimiento a nivel personal y profesional, sino también de darle a los ecuatorianos tranquilidad y una alternativa que no teníamos hasta el momento, que es justamente la posibilidad de informarnos, educarnos y defendernos, porque al final del día todos hemos tenido, todos tenemos o podemos llegar a tener problemas de sobreendeudamiento o deudas.
Coronel destaca que cerca del 20 % de ecuatorianos no puede cumplir con el pago de sus obligaciones mensuales, ya que sus ingresos llegan a ser inferiores y no les alcanza para cubrir la totalidad. Este modelo de negocio y estas herramientas que ponemos a la disposición de la disposición de la gente eran fundamentales, justamente, para poder iniciar abriendo camino en el Ecuador con un modelo de negocio diferente y con un tema que no había sido abordado por otros colegas.
Las condiciones de acceso a créditos en Ecuador son muy diferentes a las chilenas, de acuerdo con Coronel. En el caso ecuatoriano, las personas que tienen acceso a créditos normalmente son de clase medio baja, media o media alta. Normalmente, la clase baja no tiene acceso a un crédito formal y lamentablemente llega a caer en las redes, conocido comúnmente como chulco. Todo esto ha sido un proceso de aprendizaje permanente y obviamente la implementación de un modelo que ha funcionado y está demostrado en Chile que funciona, estamos seguros está funcionando y seguirá funcionando en el Ecuador.
Tanto Ibáñez como Coronel coinciden en que el tema de endeudarse no es malo, como tal, pero hay que hacerlo de manera responsable e inteligente en razón de la capacidad de pago que tenga el deudor, pero también hay circunstancias que cambian con el tiempo y la capacidad de pago se puede reducir en ese sentido.
La proyección de ingresos para el funcionamiento de Defensa Deudores durante su primer año en Ecuador, en estimaciones de Coronel, se ubica en US$ 200.000, monto que puede incrementarse conforme la empresa tenga mayor presencia en el territorio nacional. Por el momento las operaciones están centralizadas en Guayaquil. Quito, Cuenca y Manta están en el radar de ciudades a las cuales busca llegar su presencia.
Para tener un contacto más cercano e inmediato con los clientes, Defensa Deudores cuenta con la línea 1800 Deudas, una línea totalmente gratuita a la que las personas pueden llamar y hacer sus respectivas consultas y de ser necesario, agendar una cita presencial o telefónica. La primera consulta es totalmente gratis.
Todo problema tiene solución. Existen herramientas legales para enfrentar el problema de sobreendeudamiento, que no es pecado estar sobreendeudado, a cualquiera le puede pasar y requiere intervenciones oportunas, gracias a las herramientas que establece la ley que de una u otra manera le pueden brindar al deudor un nuevo un nuevo horizonte de plazo para cubrir sus deudas, añaden Ibáñez y Coronel. (P)