Contra la superioridad moral
Si los problemas de los pueblos serían fáciles de resolver, es probable que no necesitaríamos presidentes, paros o incluso no estaría escribiendo este artículo. Pero no lo son. Los problemas existen y en países menos desarrollados como el nuestro las necesidades insatisfechas son muchas más, porque el Estado, usualmente con escasos recursos, no logra cubrir todas las necesidades de sus habitantes.